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En esta vida, como reza un famoso aforismo, lo mejor es que todo sea con medida y que nada sea con exceso, porque para poder llevar una existencia plena y sin complicaciones lo más recomendable es que todo aquello que hagamos sea balanceado y bien decidido, sin ser absolutistas ni extremistas. Olvídense de que sólo existen el blanco y el negro, porque no es así. En medio de estos dos colores existe una amplísima gama de grises en las que todos podemos ser y estás muy a gusto. Y un clarísimo ejemplo de ello lo podemos tomar de aquellos individuos (hombres y mujeres por igual) que son exageradamente despilfarradores o exasperantemente tacaños. Ambos casos son 

Y a propósito de la tacañería (una característica muy negativa, por cierto), debe ser sumamente desagradable que a un hombre se le identifique como tacaño, codo o cuentachiles. De estos tres sinónimos, aunque existen mucho más, creo que el tercero es el más feo. Pero ¿quién no ha tenido o tiene un novio o un esposo que sea un verdadero cuentachiles?

Obviamente, el argumento de los varones que se reconocen y se aceptan como cuentachiles es que esta forma de ser tiene muchas ventajas: Que son previsores, ahorrativos, precavidos, cuidadosos de sus finanzas y bla-bla-blá… Sin embargo, lo cierto es que no hay nada peor que vivir y convivir (ahora imagínense depender económicamente) de una persona que escatima en todo lo que debe de dar. ¡Qué cosa tan horrible!

Pero, mucho ojo, no sólo hay cuentachiles en el aspecto del dinero, también los hay emocionales. Porque aquel hombre que opta por vivir de manera miserable aún teniendo los recursos para hacerlo de mejor forma, también acaba perjudicando gravemente a aquellos que lo rodean. Y las consecuencias de ser mezquino con uno mismo y con los demás surgen prácticamente de inmediato, apenas el avaro decide escatimar todos los recursos de los que dispone. Empieza con el dinero y esto enseguida impacta en el más mínimo aspecto de la vida cotidiana de quienes padecen los estragos de esta espantosa “anti-cualidad”.

La pichicatería de los cuentachiles es infinita: Racionan la comida, limitan la adquisición de artículos de primera necesidad, salir de paseo con ellos es pasar por una vergüenza gigantesca porque todo el tiempo buscan comprar lo más barato, regatean hasta por un paquete de chicles (ya no digamos una prenda de vestir; ¿un automóvil? ¡olvídenlo!). Obviamente son los mejores amigos del reciclaje y el reúso de las cosas. Definitivamente quien comparte su vida con estas personas son permanentemente infelices.

Pero, ¿qué motiva a un ser humano, hombre o mujer, a convertirse en un cuentachiles? Ciertamente son varias la causas que detonan este tipo de comportamiento en las personas, no se le puede adjudicar a una sola. Sin embargo, las dos principales tienen que ver, primero, con gente que durante su infancia vivió de forma sumamente apretada, con muchas limitaciones e incluso en situación de pobreza; y, en segundo lugar, también tenemos que considerar que muchas personas relacionan la felicidad o el bienestar con la posesión material y que al perder ésta en automático llegará la desgracia a su entorno. Entender la naturaleza de los cuentachiles es complejo… pero también muy desgastante.

Por eso, si tú, que estás leyendo estas líneas, eres un cuentachiles o estás considerando la alternativa convertirte en uno, mejor piénsalo dos veces, porque es una verdadera monserga.

Contacto.- E-mail: alessandriniyazmin@yahoo.com.mx

Twitter: @yalessandrini1

Website: www.lapoliticamedarisa.mx

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