
TIRICIA
Los mexicanos estamos tristes y enojados. Del confinamiento salimos de nuevo al mundo mucho más desconfiados y desconsiderados: como si hubiéramos padecido un proceso anticivilizatorio donde lo que prevalece es la descortesía. La neurosis de las y los automovilistas, lo que los anglosajones llaman “road rage”, ha llegado a niveles impensables; ver a ciclistas en

 
								 
				 
								