Por desgracia, la Presidenta Claudia Sheinbaum no tiene a su lado a un Jesús Reyes Heroles que le ayude a poner en orden a los integrantes de su primer equipo cuando se están moviendo tal y como si estuvieran jugando una sucesión presidencial adelantada.
El señor Fernández Noroña tiene todo el derecho político de aspirar a la Presidencia de México, pero debe hacerlo en tiempo y forma y sin afectar la conducción política que, en medio de un escenario de conflicto, realiza la Presidenta de México.
Y si un personaje de las medianías políticas como Fernández Noroña ha dicho que está preparando su candidatura a la Presidencia de la República, pues con más ganas se deben estar moviendo personajes como Adán Augusto López, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Juan Ramón de la Fuente, Omar García Harfuch o la secretaria de energía Luz Elena González Escobar, con la salvedad de que ésta última no le anda jugando al vivo en este jueguito.
En el pasado, dentro del sistema político mexicano, hacer movimientos que presuponen que tal o cual funcionario está trabajando para su proyecto personal representaba una acción que regularmente se interpretaba como si estuviera poniendo sobre el escritorio presidencial su irrevocable renuncia.
La razón es que, en consecuencia, no están atendiendo la misión que les encargó, hablando del presente político mexicano, la Presidenta.
Además, porque el que se mueve no sale en la foto.
Por ello, los que se han dejado llevar por el inútil y desleal juego de la sucesión adelantada, debería renunciar, antes de lo renuncien o tengan que ser removidos de los cargos de primer nivel que detentan en el espectro legislativo.
Repito: El que se mueve no sale en la foto.