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EL PRI DEBERÍA DEJAR DE SER SU PROPIO ENEMIGO

EL PRI DEBERÍA DEJAR DE SER SU PROPIO ENEMIGO

Si la actual dirigencia del PRI dejara de centrar la atención en la absurda y arrogante justificación de sus derrotas para centrarse en un serio y verdadero análisis de las causas que gradualmente lo han llevado a enfrentar la profunda crisis por la que hoy atraviesa, escuchara las razones y rectificara  las causas por las cuales los ciudadanos se sienten tan agraviados y nada representados no sólo por el PRI, sino por todos los partidos políticos, otro gallo les cantara.

El pasado domingo en la elección del Estado de México cinco puntos determinaron los resultados que hoy todos conocemos:

Primero. En los acuerdos de la Alianza del PRI, PAN y PRD faltó una definición precisa y cuantitativa a lograr en el territorio, pues nunca se establecieron los  objetivos para cada uno de los integrantes, por lo cual la convocatoria a la Alianza únicamente se centró en porcentajes de intención de votos y no en número de votos, lo cual complicó la planeación micro-regional en cada uno de los distritos electorales.

Segundo. A los dirigentes de los partidos políticos les faltó construir una alianza que incluyera a la sociedad. Además de que nunca se construyeron ni se determinaron los objetivos políticos específicos derivados de la participación de cada uno de sus segmentos poblacionales. Es decir, que las causas que les correspondían al PAN, PRD y PRI para convocar y que los simpatizantes de cada uno acudieran a las urnas el día de la elección y se tradujeran en votos no se cumplieron.

Tercero. Una vez más la realidad les demostró que los acuerdos cupulares que no se construyen de abajo para arriba, terminan por no ser reconocidos y fracasar. Resultó como era de esperarse, que la candidata Alejandra del Moral evidentemente era más del PRI que de la Alianza, tan es así que la votación del PAN con relación al 2017 tuvo una estrepitosa caída de más o menos el 40%,  y la votación del PRD se cayó en casi un 80%, sin mencionar que a este último, Morena no sólo les ha arrebatado a sus estructuras y militancia, también les ha quitado la bandera que les dio origen y los más probable es que pierdan el registro.

Cuarto. Faltó una propuesta que en la construcción del mensaje incluyera el sentimiento de los ciudadanos.  Es increíble que los partidos políticos de la Alianza fueran  incapaces de elaborar un mensaje que hiciera contraste con la visión retrospectiva de Morena y sus aliados, precisamente en la region más pujante y moderna del país.

Por último, pudimos observar que la difusión mediática y en redes sociales de la campaña del Estado de México se centró en una comunicación convencional basada exclusivamente en publicidad. De arranque, sin operación mediática, permitiendo que la percepción de que la candidata estaba sola creciera, además, con una falta de capacidad para interactuar con la población y hacerla parte del proceso, para que las personas salieran entusiasmadas a defender con su voto, no a una  candidata valiente, sino a defender los anhelos de cada uno de los ciudadanos.

Por supuesto que el PRI vive su momento más difícil, como consecuencia de que a sus dirigentes les ha faltado visión para formar una nueva clase política, formar cuadros competitivos, preparados para representar aunténticamente las demandas de una sociedad moderna del siglo XXI, una sociedad que gracias a las tecnologías de la información y la comunicación evolucionó de una manera vertiginosa, convirtiéndose en un votante más crítico, y más exigente.

Pese a todo el PRI históricamente ha sobrevivido a sus dirigentes, los resultados del Estado de México y Coahuila lo demuestran. Sin duda el PRI no es Alito, sin embargo su ambición puede terminar de acabarlo. 

Y no es pregunta.  

Contacto.- @MarthaGtz (Twitter)

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