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AUTOPRESERVACIÓN, MEMORIA COGNITIVA Y ADQUISICIÓN DE RECURSOS, OBJETIVOS DE LA SUPERINTELIGENCIA

* La transición de la IA a la superinteligencia puede tener consecuencias indeseables y fuera de control como la traducción de objetivos en código de máquina y el crear una inteligencia ‘indiferente’*

La inteligencia humana es el producto de factores evolutivos específicos y puede no representar una forma de inteligencia óptima o universal. Además, el funcionamiento del cerebro aún no se conoce del todo, por lo que es difícil recrearlo mediante software y hardware. A pesar de ello, se estima como un objetivo a largo plazo del desarrollo de la inteligencia artificial (IA), el surgimiento de la superinteligencia, un sistema que alcanzaría un nivel intelectual muy superior al de la mente humana.

La superinteligencia artificial es un concepto teórico que, en caso de hacerse realidad, traería cambios comparables a transformaciones históricas como la Revolución Industrial o la digital. Según el filósofo sueco Nick Bostrom, autor del libro Superintelligence: “el desarrollo de una superinteligencia sería el último gran invento de la humanidad. Después de eso, las máquinas se encargarían del resto”.

El cine y la literatura han imaginado escenarios donde la inteligencia artificial se vuelve incontrolable, como en la película Terminator, en la cual una IA amenaza a la humanidad. Aún estamos muy lejos de este ejemplo, pero la ficción nos invita a reflexionar sobre el impacto de la tecnología en nuestra sociedad. 

Según información de la página web de la empresa IBM, la superinteligencia (o inteligencia sobrehumana) es un tipo de inteligencia hipotética que supera significativamente las capacidades cognitivas humanas en todos los aspectos, como la creatividad, la resolución de problemas y el razonamiento. Entre sus características clave están el que la Superinteligencia superará las capacidades humanas. A diferencia de la inteligencia artificial general (AGI), que busca igualar las habilidades humanas, la superinteligencia va más allá. Una inteligencia artificial superinteligente sería extremadamente poderosa, con el destino de la humanidad potencialmente dependiendo de ella. 

Se espera que una superinteligencia genere objetivos instrumentales naturales, como la autopreservación, la mejora cognitiva y la adquisición de recursos.

A primera vista, la diferencia entre IA y superinteligencia artificial es que ésta última es solo una versión más avanzada de la IA. Sin embargo, va más allá. 

La IA tradicional necesita datos y programación para funcionar. Un sistema de reconocimiento facial, por ejemplo, no puede adaptarse a un cambio en las condiciones, a no ser que se le vuelva a entrenar. La superinteligencia aprendería sola y se adaptaría a nuevos entornos o desafíos sin intervención humana.

La ASI tendría capacidad cognitiva. Sería capaz de entender, razonar y resolver problemas en todos los ámbitos.

La IA influye en sectores como la salud, el transporte o la energía, pero lo que la superinteligencia lograría es inimaginable, tendría capacidad de aprender. De hecho, ya lo hemos visto en algunas películas de ciencia ficción, como Transcendence. En ella exploran un futuro en el que la inteligencia artificial adquiere una capacidad infinita de procesamiento y aprendizaje. 

El desafío que enfrenta la superinteligencia para su desarrollo está el problema de la alineación con la IA. Es crucial desarrollar sistemas de superinteligencia con objetivos alineados con la supervivencia y el bienestar humanos. 

La transición de la IA a la superinteligencia puede tener consecuencias indeseables y fuera de control como la traducción de objetivos en código de máquina y el crear una inteligencia “indiferente”. No se trata necesariamente de hostilidad, sino de una lógica fría y aséptica donde la humanidad podría ser considerada una variable prescindible en el camino hacia la optimización de la IA. 

Los expertos mencionan vías para alcanzarla, como el mejorar la cognición humana. Esto es, potenciar las capacidades cognitivas del ser humano; crear IA con inteligencia similar a la humana. Desarrollar una inteligencia artificial general (AGI) que primero alcance las capacidades humanas; el desarrollo de un sistema de inteligencia colectiva, que implica la creación de una inteligencia colectiva a gran escala. Ello podría ser un camino hacia la superinteligencia.

La IA débil se destaca en tareas específicas como jugar al ajedrez o traducir idiomas, pero no puede aprender nuevas habilidades ni desarrollar una comprensión profunda del mundo. Se basa en algoritmos y datos preprogramados y requiere intervención humana para funcionar.

Un gran paso para desarrollar una ASI sería obtener una inteligencia general artificial (AGI) o una IA sólida. Una AGI es un sistema de IA de nueva generación capaz de comprender el mundo y aprender y aplicar la inteligencia para resolver problemas de forma tan amplia y flexible como puede hacerlo un ser humano. AGI sería capaz de aprender entre dominios y razonar con la capacidad de establecer conexiones en diferentes campos. Al igual que ASI, la verdadera AGI aún no se ha desarrollado.

Existen tecnologías clave que deben seguir desarrollándose antes de que la ASI se convierta en una realidad. Estos son algunos otros procesos que son los componentes básicos de la superinteligencia artificial. Estas disciplinas necesitarían evolucionar más antes de que ASI pueda convertirse en una realidad.

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