* El papel que jugó el árbitro electoral en la elección judicial fue vergonzoso de pena ajena
* Guadalupe Taddei y Mónica, dos obradoristas de corazón, le rinden cuentas a ‘El Peje’
* Ya va siendo tiempo de que las elecciones regresen a la potestad de SEGOB
POR YAZMÍN ALESSANDRINI
RETROCESO BRUTAL.- Más allá de los perdedores y de los ganadores que se desprendan de la primera elección (la segunda será dentro de dos años, en el 2027) para renovar al Poder Judicial, la cual se celebró ayer domingo, a muchos nos ha quedado claro que tanto el Instituto Nacional Electoral (INE) como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ya no tienen por qué seguir siendo parte del organigrama institucional mexicano. Su razón de ser ya no existe más, se diluyó, se desvaneció, se adulteró, se corrompió, desapareció, pues al igual que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la cual tampoco ya debería seguir operando, ya no le sirven ni a México ni a los mexicanos. Dejaron de ser organismos autónomos garantes de la democracia y acabaron convertidos en dependencias de Gobierno. A los contribuyentes nos cuesta muy caro (¡carísimo!) mantenerlos y, la verdad, para verlos “trabajar” como lo hacen bajo la batuta de dos irredentas obradoristas declaradas como lo son Guadalupe Taddei Zavala y Mónica Soto Fregoso, lo mejor sería que todos los procesos electorales regresen a ser potestad de la Secretaría de Gobernación (SEGOB), como en los años dorados del priismo, eso que el peruano Mario Vargas Llosa llamaba “la dictadura perfecta”.
BUFETE DE TRAMPAS.- Lo que atestiguamos durante este proceso que derivará en la renovación de 881 cargos públicos del Poder Judicial no tiene antecedentes en la historia político-electoral de nuestro país. El órgano responsable de organizar esta contienda, que a su vez también fue el responsable de definir y establecer las reglas del juego todo lo hizo sobre las rodillas y permitió que prácticamente todos los aspirantes se fueran por la libre: Hubo candidatas (sobra mencionar sus nombres, ustedes saben quiénes son) que todavía no sabíamos que se celebraría una elección y ellas ya estaban haciendo campaña por todo el país; también hubo decenas de aspirantes (todos apalancados por el régimen) que se gastaron millones de pesos viajando, haciendo tours de medios y publicitándose 24/7 en todas las redes sociales; anuncios espectaculares, spots, volanteo y eso también cuesta un dineral –“¿quén pompó?”, diría el tabasqueño Chico Che (Francisco José Hernández Mandujano)-; la veda electoral también se la pasaron por el arco del triunfo y, para cerrar con broche de oro, la impresión de millones de acordeones (guías de votación) con los nombres de los candidatos favoritos para coercionar-inducir el sufragio del electorado… Y, como en la viña del Señor, hubo de todo, pero las señoras Taddei y Soto prefirieron voltear hacia otro lado y hacer oídos sordos ante la tremenda avalancha de violaciones a la ley. Su incompetencia y su servilismo echó a perder una jornada que pudo ser histórica y un verdadero parteaguas en la vida democrática de México.
TRISTE CONCLUSIÓN.- Todo este escenario nos remite a aquellos días en que muchos presentaban el argumento de que el expresidente López Obrador tenía la intención de desaparecer todos los órganos autónomos. Al final no fueron todos, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó por mayoría calificada la reforma constitucional con la que se extinguió a siete de ellos (INAI, Coneval, Cofece, IFT, MEJOREDU, CRE y CNH) y el resto de ellos no fue necesario extinguirlos. Sólo tuvo que infiltrarlos con sus Caballos de Troya para acotarlos, controlarlos y limitarlos, y asunto arreglado. Por cieto, ¿y la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales (FEPADE)? Bien… ¡gracias!
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