POR JAVIER VELÁZQUEZ FLORES
La mujer, en los cuarenta de edad, se toca la cara con nerviosismo, tiene el cubre bocas en su cuello para poder hablar mejor. Se encuentra en una calle de la Habana, Cuba.
Graba un video para subirlo a las redes y que se difunda en otros países: “Esto lo tiene que conocer el mundo. Escúchenme. Muchos de los brigadistas especiales están renunciando, porque no quieren reprimir a su pueblo”, menciona.
Y, con preocupación, asegura: “Unos 70 agentes especiales, militares, miembros de ese cuerpo de élite, entregaron sus uniformes y, esto es muy importante, hay divisiones entre ellos”.
Testigo de la represión de las manifestaciones de cubanos en los últimos días, la mujer, que no da su nombre, afirma que los cuerpos que golpearon o detuvieron a inconformes utilizan armamentos nuevos, no conocidos, para ejecutar las órdenes del presidente Miguel Díaz-Canel.
Indica que, al dividirse las fuerzas armadas, los altos mandos regresarán de Venezuela a los cubanos que apoyan al régimen de Nicolás Maduro, pero además usarán a efectivos venezolanos, para reprimir al pueblo cubano. Se opone a revelar la fuente del mismo gobierno que le dio la información, porque “se trata de asesinos”, los que implementarían este pan de represión.
Es el lamento de una cubana de a pie, en medio de los hechos de violencia de los últimos días por las manifestaciones de miles de personas que exigen medicinas y alimentos, extremo delito en cualquier país socialista, y que desató detenciones masivas y golpizas por parte de fuerzas cubanas y de civiles armados, azuzados por su propio presidente Díaz-Canel, quien llamó a defender la llamada revolución que mantiene a un solo partido y a una sola dinastía en el poder desde hace más de 60 años.
La situación de la Isla dividió al mundo, entre quienes señalan que las manifestaciones son financiadas por Estados Unidos, para desestabilizar al gobierno cubano, afectado además por el bloqueo económico, y quienes indican que estalló el hartazgo de los ciudadanos contra un gobierno corrupto, policiaco, ineficiente y criminal, que ha sometido sin libertades a su pueblo.
Erika Guevara Rosas, directora las Américas de Amnistía Internacional, comenta que los cubanos ejercen su derecho de libertad expresión, que ha sido negado por el gobierno durante décadas. Sus palabras son clavos ardientes para el politburó: “Amnistía Internacional ha recibido con preocupación reportes de cortes de Internet, detenciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza, incluyendo policías disparando contra manifestantes, y denuncias de que hay una larga lista de personas desaparecidas.”
Y arremete: “La retórica inflamatoria de ‘guerra’ y confrontación del presidente Miguel Díaz-Canel genera un ambiente violento en contra de quienes le reclaman rendición de cuentas y el libre ejercicio de sus derechos humanos.”
Tiene lógica cuando sostiene que el gobierno de Díaz-Canel debe atender las demandassociales de su ciudadanía, ante la crisis económica, el desabasto de alimentos y medicinas, el colapso del sistema de salud que no responde a la actual crisis de COVID19 y la acumulación de reivindicaciones históricas por que se respeten los derechos a la libertad de expresión y asamblea pacífica.
En esta división, muchos artistas cubanos señalan que las protestas masivas y pacíficas son un grito desesperado a un gobierno que no escucha.
Las imágenes de violencia conmovieron hasta las lágrimas al pintor Frank Dubrocq: “Acabo de ver unas imágenes que nunca pensé vería en mi país, militares allanando a la fuerza una casa en Cárdenas, las mujeres gritando y llorando y un oficial que entra por detrás a la casa y le dispara al esposo de la que llora y grita con niños presentes, sangre en el piso”.
El compositor y guitarrista Leo Brouwer manifiesta su dolor ante el “abuso de poder” del Gobierno, que llamó a sus partidarios a combatir en las calles a los “mercenarios”, en referencia a los manifestantes. Destaca que nunca imaginó “que las fuerzas del orden en Cuba fuesen a agredir a gente común y pacífica como somos los cubanos”. “¿Cómo pueden vivir tranquilos?”, se pregunta.
La querida orquesta de salsa Los Van Van, manifestó su apoyo al pueblo cubano, “sea quien sea, piense lo que piense, defienda la ideología que defienda, siempre con el máximo respeto. No olvidemos que somos cubanos, de la misma raza”, afirma.
El jazzista Chucho Valdés pidió el fin del “engaño y la mentira” y expresó en su perfil de Facebook la tristeza que le provocaba el sufrimiento del pueblo cubano, porque “duele mucho ver las condiciones infrahumanas en las que subsisten”.
La cantante y compositora Haydée Milanés, hija de Pablo Milanés, enfatiza en su cuenta de Twitter: “El pueblo cubano ha salido pacíficamente a las calles con sus demandas. El gobierno tiene la obligación de escucharlo. Es inadmisible que las autoridades estén convocando a un enfrentamiento entre cubanos. ¡Basta ya de represión, basta ya de violencia!”.
La actriz esencial de Cuba, Laura de la Uz, manifiesta “¿Cuál es el delito? ¿Pensar distinto? ¿Atacar a un pueblo desarmado y pacífico que se manifiesta, no es delito? Un Gobierno que se precie debe servir al pueblo, protegerlo, comprender sus necesidades y representarlo en su pluralidad, por encima de consignas e ideologías.
La soberanía no puede surgir del mandato de un Estado. La soberanía, para ser auténtica, emana de la voz del pueblo. Cuando un Estado persigue y reprime los reclamos que naturalmente surgen de su pueblo, éste deja de representarlo y pierde su legitimidad. Porque la pluralidad respetuosa y pacífica es la base de las sociedades sanas”, escribe la actriz en el blog de Silvio Rodríguez, estrella de la Trova Cubana.
Dice Laura: “Sueño con una Cuba que nos represente a todos y cada uno de los cubanos. Una Cuba donde la represión no tenga cabida. Una Cuba donde todos podamos expresarnos libremente, sin miedo. Una Cuba donde disentir conlleve el inicio de un diálogo constructivo. Una Cuba donde nuestros jóvenes tengan derecho a soñar y a confiar en su futuro. Una Cuba sin bloqueo externo, pero tampoco interno. Una Cuba donde la educación busque el engrandecimiento de las personas, el pensamiento crítico, no su adoctrinamiento”.
En tono ácido, el mensaje de Laura, es contundente. Silvio acepta y señala: “Yo no cierro los ojos ni soñando. Yo también he visto cosas desagradables en extremo, que no quiero para mi país ni para ninguno. Nos abrieron la caja de Pandora y no habíamos hecho la tarea que tantos cubanos patriotas vienen advirtiendo. Acabo de poner el criterio de alguien que quiero y respeto mucho: Laura de la Uz. Pienso exactamente igual a ella.
Y pienso que en gran medida lo que ha pasado es por nuestras debilidades, por mejoras anunciadas que dbimos emprender con más firmeza. Los extremistas y los triunfalistas a ultranza de siempre son también nuestros enemigos. Pero la baba oportunistoide conquista corazones nobles. No cierres los ojos para lo inmediato, pero tampoco para el asedio imperial de 60 años que, sin lugar a dudas, nos ha distorsionado y nos lleva a una filosofía que a veces se vuelve contra nosotros mismos. Abajo el bloqueo, coño. Viva Cuba libre”.
Silvio es un intelectual del sistema, comparte su postura y asegura que las protestas fueron “preparadas y alentadas por el régimen imperial. Él es un privilegiado del sistema cubano, no puede decir otra cosa. Escuchado en muchos países, de letras profundas, hacedor de historias, es de gustos exquisitos en la comida y en la bebida, esa que no pueden degustar millones de sus compatriotas. Al final beneficiario de la dictadura, levanta el puño izquierdo, pero cobra contratos millonarios con la mano derecha, principalmente en el extranjero.
Aquel que hace canciones para el pueblo, ahora le da la espalda. Está con los poderosos, con quienes reprimen, porque el politburó de Cuba es el que le permite tener privilegios, salir de su país, tener la vida de pequeño burgués que condena en sus canciones. “Rojo por fuera, blanco por dentro”, le llaman quienes conocen esa doble cara.
¿Libertad para quién habría que preguntarle a Silvio? ¿Para los cubanos que protestan por qué no tienen suficientes alimentos y medicinas, ahora con la pandemia?, como está comprobado con los testimonios de ellos mismos ¿o libertad de reprimir y de no permitir ninguna manifestación de inconformidad para el gobierno procastrista?
Y sí, Silvio no debía cerrar los ojos para lo inmediato, para la falta de alimentos y medicinas que sufren los cubanos, al margen de un bloqueo de Estados Unidos, que no le interesaba cuando Cuba era mantenida por la URSS. Artista de falso oropel, que clama por libertad en cada una de sus canciones, pero que no la quiere para que su pueblo se pueda inconformar. Trovador de dos caras.
Ante la tragedia humanitaria que desde hace décadas sufre el pueblo de Cuba, en donde un mejor futuro se transforma en balsa para escapar del “paraíso”, las revolucionarias y trascendentales letras de Silvio, suenan vacías, porque él no come lo mismo que sus compatriotas.
(Continúa la próxima semana)
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