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COLEGIO DE ESCRITORES DE LATINOAMÉRICA: HACEDOR DE PASIONES Y SABIDURÍA

En primera instancia parece una casa común, pero al dar el primer paso en su interior, el panorama se transforma de inmediato: la librería nos recibe; un aroma seductor que proviene de la barra invita a tomarse una bebida en su cafetería, mientras que el jazz de fondo envuelve los sentidos; sin embargo, esto es sólo el traje de gala que arropa lo más valioso del lugar: la formación de quienes desean hacer de las letras su idioma y forma de vida. Es el Colegio de Escritores de Latinoamérica, un recinto que abre las puertas a todo aquél que tiene la inquietud de fortalecerse en el infinito mundo de la literatura.

“Aquí, en el Colegio de Escritores de Latinoamérica tenemos esencialmente un respeto profundo, reverencial por cada alumno, aquí lo que hacemos y desarrollamos es la posibilidad de que la singularidad, de que las personas, a través de su palabra, aparezcan en plenitud, aquí no hacemos distingos; es decir, recibimos a un muchacho que está en la universidad, pero también a un profesor del Colegio de México que tiene dos doctorados. Lo que queremos desarrollar aquí es talento y éste es esencialmente un trabajo.  Aquí sabemos que cualquier persona puede ser una gran escritora, pero eso depende de la decisión. Lo que hacemos es construir decisiones”, señala el poeta Arturo Córdova Just, director académico del colegio.

Entre las cuatro paredes de sus aulas, que se ubican en la parte superior del inmueble, colindantes con la biblioteca, los profesores se convierten en guías para que cada letra, cada idea proveniente de los alumnos, se materialice. “Ésta es una escuela donde la enseñanza se da a partir de la experiencia personal de cada uno como autores que somos y me refiero a una serie  de experiencias vívidas y vividas, de alguna manera entendemos que el ejercicio de la literatura se da desde la experiencia misma con la vida, claro, acompañada siempre de un contenido de carácter teórico, llamémoslo así, pero nunca en el orden de ser esquemáticos ni mucho menos, sino que fundamentalmente, repito, partimos de la experiencia”, afirma Juan Galván Paulín, coordinador académico del Colegio de Escritores de Latinoamérica.

El también poeta, narrador y ensayista agrega que “siempre he denominado al Colegio de Escritores como una escuela de sufis; es decir, una escuela donde se expresa la sabiduría, no el conocimiento. Esta sabiduría es el ejercicio permanente de la pasión, de la pasión escrituraria, sea poética, narrativa, crítica o analítica, pero siempre desde la pasión”.

LOS ALUMNOS Y LA HORIZONTALIDAD

Cuando pensamos en una escuela de escritores, imaginamos a los grandes intelectuales que enseñan parte de su sabiduría a los educandos, marcándose, de este modo, dos jerarquías indiscutibles, profundamente abismales. Sin embargo, en este centro no ocurre lo mismo, tal como lo explica el escritor y editor Raúl Motta, quien imparte el curso “Pensamiento y Novela”: “Ésta no es una escuela, es un colegio, la pedagogía en que abordamos el fenómeno literario es desde la horizontalidad; es decir, aquí somos colegas enseñando a colegas. Tenemos que quitarnos la idea un poco engorrosa de esta cuestión de la cátedra, la cual era una tarima de madera donde se  establecía una jerarquía, una distancia entre profesor y alumno; esa distancia no la tenemos en este colegio, somos colegas que discutimos y acompañamos a otros colegas en el  ejercicio de la literatura, en la materialización de una obra. Los alumnos son escritores ya, solamente  que no tienen obra materializada”.

Asimismo, el también guionista cinematográfico y periodista cultural añade que “ese asunto de la legitimación ha producido muchos problemas en el entendimiento de cómo transmitir un saber creativo, entonces ésa creo que es la diferencia fundamental, tratamos de que sea mucho más horizontal, democrático, cercano. Somos colegas del mismo oficio, compartimos una pasión y un destino, escribir es un destino y éste es una forma de la identidad”.

Y al ser la escritura una manera de transmitir experiencias,  el maestro Juan Galván Paulín, con el lenguaje poético que lo caracteriza, habla de los alumnos del Colegio de Escritores de Latinoamérica: “Cualquiera puede escribir, por principio de cuentas; segundo, que en este perfil lo que cabe es precisamente y de nueva cuenta utilizo el término, la pasión, una pasión por descubrirnos, no en tanto autores, sino en cuanto a seres, seres humanos que utilizaremos de un modo o de otro, y en algún momento, a la escritura como la forma a través de la cual se expresa nuestra verdad más íntima y  ésta siempre se refleja en las preguntas que nos hacemos respecto al lugar que ocupamos al interior de esta realidad y la forma en que habitamos a la realidad misma”.

La homogeneidad en cuanto a maestro y alumno en este colegio se reitera con las afirmaciones de su director académico: “Aquí el horizonte es de las personas que  pueden hablarse de tú y que hacen acompañamiento cognitivo. En primera instancia es entender que aprendemos juntos. Aquí la jerarquía tiene que ver con la forma en cómo transformamos el saber en profundo conocimiento”. Quizá por esta razón es que la alumna más joven del colegio tiene 15 años y la de mayor edad, 80.

PRESENCIAL Y EN LÍNEA

Los tiempos de pandemia trajeron muchos cambios, entre ellos, que las clases se lleven a cabo tanto de manera presencial como en línea. “La mayoría de alumnos del colegio en este momento toman clases en línea, pero jueves, viernes y sábado es presencial”, comenta Córdova Just.

El poeta agrega que debido a la demanda de alumnos, para el nuevo cuatrimestre lo más seguro es que se abran dos grupos: uno presencial y otro en línea. “Hemos descubierto que el sistema va a tener que ser eminentemente híbrido; es decir, clases en línea y clases presenciales, pero hay algo muy importante que quiero subrayar: jamás vamos a mezclar los sistemas: uno será en línea y el otro presencial”, aclara el director académico del colegio, quien además indica que “el ahuehuete, el árbol primordial (del colegio) es el diplomado, que es semanal: sabatino y viernes, pero también hay cursos y talleres”. Desde luego, “todos los cursos tienen que ver con el ejercicio y la práctica de la  de escritura”.

UN POCO DE HISTORIA

Todo comenzó hace cinco años, en el 2017, cuando un grupo de apasionados por las letras decidieron fundar la Escuela de Escritores de México, como se llamaba en un inicio; sin embargo, llegó la pandemia y con esta nueva forma de vida quedó claro que la tecnología es capaz de derrumbar fronteras.

“El colegio cambió de nombre con la pandemia, porque descubrimos que había zoom vía el ejercicio en línea que ha sido un descubrimiento de la tecnología, de aliarnos con un proceso. Tenemos alumnos en Querétaro, en Hidalgo, en Estados Unidos, en el Uruguay y eso nos hace saber que somos un colegio que quiere ocuparse de todo el mundo de habla hispana; es decir, queremos conquistar Latinoamérica y la queremos conquistar a través de una apuesta, una apuesta imaginativa, de rebeldía, que tiene que ver con la convicción de que practicar a profundidad y con largo aliento la palabra, puede ser el logro de muchas cosas, principalmente entender que una autora cuando escribe un texto no solamente construye un libro o una novela, lo que hace es también construirse a sí misma y lo que queremos lograr es plenitud creadora”,  subraya el poeta Arturo Córdova Just. 

De este modo, en el 2021 la Escuela de Escritores de México se transformó en Colegio de Escritores de Latinoamérica, debido a que “queremos abarcar el mundo, porque sabemos que cuando uno escribe en español puede hacer que el sol aparezca”, profundiza el director académico de esta institución.

Y es que en un quinquenio, la siembra literaria ya ha dado frutos con dos libros publicados por el colegio: Al pie de la tempestad, libro de poesía de los alumnos de la entonces Escuela de Escritores de México, y La Lotería, también de poesía de Alfredo García Peña, editado por el ahora Colegio de Escritores de Latinoamérica, sin dejar de mencionar que algunos estudiantes de esta casa de letras también ya publicaron sus propias obras y otros más han sido acreedores a diversos premios.

LITERATURA Y PROFUNDIDAD HUMANAS

Si bien lo importante es la transmisión de conocimientos, también es básico el lugar donde se lleva a cabo esta acción, quizá por eso los muros del Colegio de Escritores de Latinoamérica encierran un contexto muy especial en el que los sentidos son capaces de ver, escuchar, sentir y oler esos aromas con sabor a letras, y no sólo por la materialización convertida en los libros de su librería y biblioteca, sino por todo aquello que circunda entre maestros y alumnos, es el hechizo de la literatura.

“El Colegio de Escritores de Latinoamérica es un proyecto esencial para nuestro país y para el mundo de habla hispana, es un proyecto estratégico porque hablar y escribir son la magia más original y la única forma en que tengamos una cultura de paz, de concordia, de hermandad que se da a través de la palabra y eso es lo que hacemos aquí: construir vocaciones que tienen que ver con el ejercicio profundo, apasionado, inteligente, comprometido con la palabra”, profundiza, con su lenguaje poético, el maestro Arturo Córdova Just, quien asevera que “la literatura es la comprensión de lo más profundamente humano”.

Colegio de Escritores de Latinoamérica

Río Tigris No. 120, colonia Cuauhtémoc, alcaldía Cuauhtémoc, CDMX

Teléfono: 55 5554 6705

www.colegiodeescritoresdelatinoamerica.com

Fb: @ColegioEscritoresLatinoamerica

info@colegiodeescritoresdelatinoamerica.com

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