* Al Presidente le urge la extinción del INAI porque los casos de corrupción aumentan
* Alejandro Armenta, como mandadero presidencial, hizo tremendo oso en el Senado
* La desaparición de los órganos autónomos la ciudadanía está quedando indefensa
SIGUE EL ATAQUE A LAS INSTITUCIONES.- Dos de sus frases más emblemáticas pintan de cuerpo entero al Presidente Andrés López Obrador, quien este viernes reapareció en sus acostumbradas conferencias mañaneras tras su supuesto tercer contagio por COVID: “¡Al diablo con las instituciones!” y “¡A mi no me vengan con que la ley es la ley!”. Es por eso que desprecia y detesta la existencia de los llamados órganos autónomos, sobre todo aquellos que se fundamentan y defienden aspectos verdaderamente democráticos como lo son el estado de derecho, la legalidad, la transparencia, la rendición de cuentas, el acceso a la información y los derechos humanos. Y si a esta circunstancia aunamos que si alguna de estas instituciones osa cuestionarlo o exigirle que se apegue a la legalidad, la consecuencia “natural” será que el Presidente monté en cólera y se le lance a la yugular a los abyectos que atenten contra su investidura. Y ahí están los ejemplos más recientes: El Instituto Nacional Electoral (INE), la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y a Protección de Datos Personales (INAI), con éste último ya condenado a muerte porque el Primer Mandatario ya ordenó esta mañana, a sus lacayos legislativos de la Cámara Alta, desaparecerlo y que sea la Auditoría Superior de la Federación (ASF) quien asuma las funciones de la transparencia. Del acceso a la información y la protección de datos personales mejor ya ni hablemos, esos resultan bastante incómodos y son del desagrado del Primer Mandatario.
EL CONTEXTO.- La División de Poderes, los órganos autónomos y la crítica, lo sabemos todo, son para el Presidente, algo así como “piedras en el zapato”. Por ende, para él lo mejor sería que esta trifecta de conceptos no existiera. En su concepto de democracia, lo ideal es que todo el poder se concentre en una sola persona. Algo diferente a esto le incomoda, le molesta y le estorba. Por eso, considera que en estos temas espinosos y cuya conclusión acaban por no favorecerlo, lo mejor es que él sea juez, parte, verdugo y sanseacabó, pues para eso sirve ser el segundo mandatario más popular del planeta. Sin embargo, para entender un poco mejor la animadversión que le tiene al INAI, valdría la pena remontarnos a finales de marzo de este mismo año, cuando en su última sesión, previo a quedarse sin quórum por falta de consejeros, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales aprobó por unanimidad ordenarle a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hacer públicos la tesis y el título universitario del Presidente López Obrador, esto después de que un particular presentó un recurso de revisión quien solicitó dichos datos, pero que le fueron negados bajo el argumento de que éstos son clasificados. ¿Es en serio?, ¿información tan básica y elemental como lo son el grado académico del Presidente y la tesis con la que se tituló deben ser considerada como clasificada e inaccesible para los ciudadanos que desean informarse atingente y asertivamente sobre los funcionarios que mueven los hilos del país?
ROMPIENDO TECHOS DE CRISTAL.- Pero el tema no se atañe sólo a este episodio anecdótico que despertó la irá presidencial a raíz de que un metiche quería informarse sobre el título y la tesis de López Obrador. Nada de eso. Lo que en realidad están intentando, desde Palacio Nacional y del Senado, principalmente desde la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara Alta, con un ignorante y gris ex priista llamado Alejandro Armenta Mier, es desaparecer y extinguir al INAI para que no exista alternativa alguna para que los ciudadanos exijan se den a conocer los detalles de escándalos como el desfalco y saqueo en Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), que equivale a 15 “Estafas Maestras” de Peña Nieto; las tragedias de los migrantes centro y sudamericanos como la del 28 de marzo pasado, cuando en un centro de detención migratorio bajo responsabilidad del Instituto Nacional de Migración (Inami) ubicado en Ciudad Juárez, Chihuauha, murieron 40 personas asfixiadas y calcinadas; o la extinción y desaparición del Instituto de Salud Para el Bienestar (INSABI), un grosero elefante blanco que la 4ª Transformación fundó y presentó con bombo y platillo en el 2020 asegurando que sería la panacea para millones de mexicanos de escasos recursos que no tenían acceso a servicios de salud y que ahí, más o menos, paliaban su necesidad a través del Seguro Popular, el cual desaparecieron de un plumazo… Sin embargo, el etcétera es kilométrico, aunque el meollo es uno solo: Barrer toda la basura y aventarla debajo de la alfombra para que nadie se entere de nada y así, todos, en la 4T, queden felices y contentos.
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