Es natural y razonable la reacción de los partidos opositores de alejarse del centro. Los políticos y militantes que decidan habitar el desolado páramo de la oposición tenderán a radicalizarse y transitar hacia la derecha a lo largo del eje político ideológico.
El cierre de los cómputos distritales ha traído consigo una cornucopia de iniciativas para refundar los partidos. Entre las iniciativas que han generado mayor resonancia están las que proponen convertir a Acción Nacional en un partido pro-vida y antiderechos individuales. Esto no sólo sería un error histórico; desde una óptica puramente pragmática también cometerían sepuku electoral.
Si el electorado se distribuye de manera normal en forma de campana, la oposición tendría que ir al centro para obtener un segmento más amplio de electorado. Lo racional y lógico es colocarse en el centro donde se encuentra el mayor número de votantes. Gran parte del electorado es conservador, privilegia el orden y quiere ver al ejército en las calles en una guerra frontal con los grupos delincuenciales; un segmento importante rechaza la legalización de las drogas, es tolerante frente al matrimonio entre personas del mismo sexo, y se opone a la creación de barreras arancelarias y celebra el libre comercio. El votante mediano se opone a la migración hacia México. Sin embargo, adoptar posturas extremas en aras de apelar a los votantes conservadores, sería un error garrafal.
El reciente descalabro electoral es la gran oportunidad del blanquiazul para convertirse en el verdadero partido liberal de México. Es decir, acoger los valores de la libertad, la defensa a ultranza de la democracia y del republicanismo, la economía de mercado, el estado de derecho, la sostenibilidad ambiental, el orden, la seguridad, el progreso y el desarrollo económico y la igualdad ante la ley. En la oposición se tiene que asumir con claridad que al populismo no se le combate ni derroca con más populismo. El público objetivo de este partido con una agenda liberal son las clases medias. La narrativa de este nuevo partido liberal tendrá que bordarse alrededor de la seguridad y la generación de empleos. Y lo más importante: La defensa individual frente al poder avasallador del estado y de una burocracia rapaz sin ningún límite o contrapeso.
Las familias clasemedieras planean a largo plazo, saben que para cumplir con sus objetivos tienen que trabajar duro, ser disciplinados en los gastos y ahorrar para el futuro. Desean estabilidad económica y capacidad de planeación para endeudarse con la certeza de que cumplirán con sus obligaciones crediticias. Ambicionan comprar una casa y un coche, mandar a sus hijos a una escuela donde puedan obtener una educación de calidad.
Pretenden tener la capacidad de adquirir un seguro médico y tener acceso a buenos servicios de salud. El sueño mexicano es inviable con inflación descontrolada y sin la generación de empleos.
Para erradicar el populismo en México, la oposición tendrá que bordar alrededor de este sueño mexicano. Tendrá que abrazar la férrea aspiración de que el Estado se mantenga al margen de la esfera privada. No nos podemos dar el lujo de desperdiciar esta oportunidad histórica.
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